miércoles, 6 de junio de 2007

Fiesta de Cumpleaños para un Héroe Cubano: el lado humano de la solidaridad

Por Alicia Jrapko

Gerardo Hernández, uno de los Cinco Héroes cubanos pasó otro cumpleaños en prisión, pero este año sucedió algo diferente. La solidaridad traspasó las rejas, los alambres de púas y las puertas metálicas de la prisión de Victorville, California para llegar a los oídos y el corazón de Gerardo.

“Cantos sin Fronteras” es un programa musical de dos horas que se trasmite todos los sábados de 6 a 8 de la noche en la estación de radio KPFK. El popular programa de radio llega a una amplia audiencia del Sur de California y recorre las 100 millas de desierto y montaña hacia Victorville.

Tanya Torres, la animadora del programa hace más de dos años que entre trova, nuevo canto y música del mundo menciona el caso de los Cinco cubanos y sus injustos encarcelamientos.

Este año, Tanya pensó dedicarle una hora de las dos de su programa a Gerardo en ocasión de su cumpleaños y le pidió a algunos amigos envueltos en la lucha por la libertad de los Cinco que la ayudaran con su objetivo.

Los mensajes no se hicieron esperar. El correo electrónico de “Cantos sin Fronteras” se inundó de mensajes provenientes entre otros países, de Cuba, Venezuela, Argentina, Brasil, Bolivia, Alemania, Bélgica, España, e Italia. Desde Puerto Rico Rafael Cancel Miranda, el independentista portorriqueño le enviaba a Gerardo un emotivo mensaje y un poema. Además, llegaron mensajes del norte y sur de California, incluyendo el del ex congresista Esteban Torres.

La animadora tuvo que usar las dos horas del programa y acortar los mensajes, y aun así no le alcanzo el tiempo para leerlos todos. Las dos horas le alcanzaron para leer solo 66 mensajes de los cientos que le habían llegado. Pero además el teléfono de la estación no paraba de sonar con personas que llamaban emocionados para saludar a Gerardo.
Lamentablemente muchos se quedaron sin poder enviar sus mensajes al Héroe de la Republica de Cuba.

La nota especial del programa fue la intervención de Adriana, esposa de Gerardo, quien fue entrevistada desde el hogar de ambos en La Habana, en el momento en que el programa estaba en el aire. Adriana con su dulce a inconfundible voz le deseaba a Gerardo un feliz cumpleaños y le enviaba desde la distancia todo su amor incondicional. Desde hace ya casi 9 años Adriana no ha podido visitar a Gerardo, ya que el gobierno de Estados Unidos le niega ese derecho. Pero el sábado ellos estuvieron juntos.

Los Cinco estuvieron presente también en Cantos Sin Fronteras con canciones que le recordaban a Gerardo aquellos primeros meses compartidos con sus otros cuatro hermanos en una prisión de Miami. Así fue como al programa llegó “El Necio” dedicado por Rene, “El Dulce Abismo” dedicado por Ramón, y Fernando le dedico una canción de salsa que Gerardo solía cantar con “insistencia” en aquellos días.

Tal vez el “acabaron conmigo” de Gerardo lo describe todo. Fue un día excepcionalmente feliz a pesar de las condiciones difíciles en las que se encuentran. Compartió con su amada, y con sus otros cuatro hermanos y con cientos de personas que desde diferentes rincones del mundo le recordaban que no estaba solo.

Varios prisioneros de Victorville escucharon también el programa. Uno de ellos le preguntó a Gerardo si no se le habían “aguado los ojos” porque a el sí se le habían “aguado” los suyos.

La música sin duda no tiene fronteras, le pertenece a todos y Cantos Sin Fronteras lo demuestra cada semana, pero el programa de este sábado auspiciado por Tanya Torres nos dice que tampoco existen fronteras en la lucha por la libertad y la justicia.

1 comentario:

Cuba en Sucesión dijo...

La seriedad y los cubanos

Nací cuando Cuba aun era una República. Viví pues, el triunfo de La Revolución cubana, que no la de Fidel Castro, esa vino después. Vi desde sus inicios el bloqueo imperialista y la implantación de la libreta de abastecimiento.

El niño que fui asoció revolución y la maldita palabra libreta de abastecimiento (LA).
Entonces pensé que gracias a esa libreta, los cubanos iban a ser distribuidos por igual. Pero eso nunca llegó a suceder, como tampoco llegó a suceder que el bloqueo estrangulara la economía del régimen. Yo intentaba adivinar de quien era la culpa de cada producto ausente y si bien comprendía que aquellos productos extranjeros no debían llegar a Cuba como consecuencia directa del bloqueo imperialista, no llegaba, del todo, a razonar el por que, productos que de consumirlos estaríamos “haciendo patria”, habían desaparecido del consumo diario.

Hubo un momento en que volvimos a comer manzanas, turrones y otros productos de la misma especie, que ya habíamos probado en los primeros años de la “LA” y eso sucedió “gracias” a La Unión Soviética y demás países socialistas.

Un día nos dejaron solos, ya era una persona mayor. Recordé entonces el primer período especial a finales de los 60 y principios de los 70 (que no se llamó así, pero que en cuestiones de privaciones y apagones era lo mismo). Tampoco había pasta de dientes y por vez primera vi algo parecido al gel moderno, para lavarse uno los dientes.

Ya era adulto cuando me convencí de lo absurdo que era un enfrentamiento, sin sentido, con los EE.UU. Había sido como pelearse con la señora de la casa para hacernos amigos de la criada.

El gobierno de Fidel Castro siempre ha estado al borde del abismo y si no ha caído ha sido debido a que la administración norteamericana, de turno, no ha llegado a aquilatar el momento oportuno. Desapareció lo que tenía que desparecer. Al fin y al cabo la economía cubana no daba para más de una chalupa, por Marina de Guerra, un papalote por Fuerza Aérea y una chivichana por Tropas Terrestres. Los ómnibus desaparecieron tal y como habían desparecido en el 63, hasta que llegaran las Leyland en 1965. Ahora apareció El Camello, versión muy tropical de transporte y también vi como los míos emprendían el tercer éxodo masivo de una tierra que hasta 1959 fue de inmigrantes (incluyo aquí a jamaicanos y haitianos que venían a hacer la zafra en las provincias orientales).

De repente reaparecieron algunos que hasta hacía muy poco tiempo habían estado proscritos por el desgobierno de Fidel Castro, Alejo Carpentier y Eliseo Diego (por ejemplo), tratando de presentarlos como pro-fidelistas y tratando de realizar una simbiosis entre sus obras y el feneciente régimen.

Cantar, cualquiera que sea el estado anímico en que se encuentren las personas no es inherente al pueblo de Cuba. Muchos pueblos de origen latino son así, hacen música de sus lágrimas y se ríen de su propia música. Ahora bien, los cubanos tomamos las bromas muy en serio y también hacemos bromas de las cosas más serias.